jueves, 20 de octubre de 2011

Instantáneas.

Atardeceres rosados
entre molinos de viento.
Yo que tú tenía cuidado
y del aire estaba atento...
Que de tanto respirarte
Pienso acabar con tu aliento.

lunes, 17 de octubre de 2011

Al alba.

No quise depender y ya dependo,
 no acerté a creerme tus mentiras
 ni a inventarme para ti nuevas verdades.
No pude ser carmín, tan sólo cera,
y, fundente, no te sé decir tienes

             por mucho que me tengas.

Me dormiré pensándonos...
Suplicaré no despertar cuando te vayas.

lunes, 3 de octubre de 2011

Ráfagas.

Y ya he emprendido el vuelo
sin alas ni sustento
meciéndome en el viento...
Sólo quedan dos cosas:
felicidad y miedo.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Septiembre.


   Palabras de palabras, susurros extenuados que se escapan entre dientes, se diluyen enlazados, me repliegan. Intromisiones de voz en los silencios, consonantes ardientes que destrozan las barreras, vestigios de mi hiel envenenados por tu azúcar... Tonalidades menores que prostituyen su lirismo en cada esquina; ritmos ternarios empapados de corcheas.

   <Vaharadas de jazmín embriagaban sus sentidos: aire y hielo, cristal roto, gotas de tu sudor bajo la ropa.>

   Cómo ser todo y ser nada si bailamos sobre lodo... si olvidamos los zapatos en el último suspiro.



lunes, 4 de julio de 2011

Get under my skin

Penetra, atraviesa, diluye, atrapa, apresa.

Desdibuja con tus dedos mis contornos,
no sonrías si sonrío...
Muérdeme y suspiro.

No salpiques de inocencia tus mentiras,
no susurres verdades,
no me engañes.

Finge que no sabes que no es cierto...
Créetelo conmigo por momentos.

Desgárrame el pecho mientras clamas
a los cuatro vientos
                                -azorados-
todo eso que sé que no sabemos sentir...
Pero que siento.

    Cálidos cálices de cal, 
    caricias de caricias,
    menta fresca.

Pasión, mentira, anhelo, miedo...

Vida y muerte, al fin y al cabo.

sábado, 2 de julio de 2011

Enclaves en clave.

Era verano, y ya ves, nublaba el cielo abierto las pocas partes claras que creía que quedaban en su mente.
Hacía tiempo que no entendía nada, todo iba bien mientras dejaba de ir, todo estaba parado en un eterno vagar de incongruencias. La naturalidad de sus movimientos no era ajena al delicado bazar de sus pupilas, de mirada en mirada, de rincón en rincón; atenazado por el miedo a depender... y al de pender, una vez más, del hilo de la bruma.
¿Dónde aparece el invierno cuando se le necesita? Nubes, tormentas, desolación y frío, lluvias incesantes en pestañas y en susurros... Acordes de acordeón acordes con tu aliento.
Como enclavar en Do claves de Fa.

lunes, 25 de abril de 2011

I

Qué desgarradora es la verdad
cuando no puedes por menos que devolverle la mirada
                                        cuando te mira a la cara
                                        cuando grita
cuando vaharadas de rabia y de mentira
se entremezclan con coherencia ante tus ojos.

Qué desgarradora es la verdad
cuando ni siquiera puedes engañarte.

Qué desgarradora es la verdad, y tú...

qué estúpido .

II

No me parece mal que tú me engañes
no tendría derecho a quejarme, al fin y al cabo.
Me da igual que lo hagas a escondidas,
que lo sepa todo el reino de los cielos
tengo la conciencia tan tranquila
como al día actualizada la mentira.
Pero ya no me acordaba
de lo difícil que te resulta parecer inteligente
de que hasta lo más obvio te gana en la carrera de lo ajeno
de que no eres capaz ni de esconder
las pruebas más redundantes de lo hecho.
Simplemente, olvídate
de seguir riéndote en mi cara
de seguir suspirándome al oído
de seguir retorciéndote en mi lecho.
Haber aprendido,
tú,
tan hecho
      -let me laugh-
a mentir bien...

Cuando quieras, yo te enseño.

jueves, 17 de marzo de 2011

De cristales empañados.

Se acababa la noche
y con ella la bruma. 
Otra vez en mi casa
con mi aroma en tus manos
con tu aliento en mi boca

... con la miel en los labios
y el arrepentimiento en el recuerdo. 

martes, 15 de febrero de 2011

De hombres.

Existieron los hombres
que sólo tenían miedo

            a la soledad diurna,
            a la frialdad de las noches,

al repicar insonoro
de las magnolias tenues de la aurora,
al despertar abrupto
en la cama vacía
impregnada de olor
y de recuerdos.

Existieron hombres, también,
hoy ya curtidos,
que supieron impregnar ellos de olor camas ajenas,
que supieron dañar donde más duele,
que supieron llorar con lágrimas de estaño,
            bronces de wolframio,
metales pulidos
que desgarraron prendas de creyentes.

Existieron hombres,
tal vez;
como existen ahora.

Pero yo ya aprendí

            –quién sabe si la suerte,
            o el clamor de lo ajeno,
            o la revolución o la alegría–

que no existen más hombres
que los que quieren ser
cuando están a tu lado, 
y que el ver más allá
            sólo hace daño
y que el no querer ver
            es ignorancia...

         Y que tonta hay que ser
para no ver en ellos
lo que en el fondo son
aunque no quieran…

Seres de carne y hueso
con impulsos de seda
y corazón de cuero
a los que el amor suave

            -de luna, de coche, de cama, de esquina-

les hace recordar
            como te lo hace a ti
que estamos todos vivos,
y que todos sentimos;
            y que pasiones de amor
todos podemos crear en una noche...

para luego olvidarlas.

jueves, 20 de enero de 2011

Pinceladas de piel.


Esbózame. 

Delinea mi contorno con tus manos:
cada rasgo, cada curva, cada pliegue,
yo.

Atrápame. 

Entre tus brazos sedientos,
henchidos de desencanto y de arrebato,
hartos de todo y de nada,
ansiosos de carne,
de mí.

Siente,
            poco a poco,
cómo a veces es fácil,
creerse las mentiras
y dejarse llevar,
entrelazados,
por el fastuoso mundo de la confianza
y de lo amargo. 

Piensa,
            herido en guerra,
que no hace falta ser eternos combatientes,
que a veces basta con ser dos
para que el mundo aparezca en tu montera
y que qué más da el amor
si es otra noche entera,
si mientras tú me tocas
no te importan las muertes
ni existen los despojos
ni hay ya poesía muerta
            ni desidia
y sólo existe el miedo

            -más de mí que de ti, más de nadie y de cualquiera-

a que te canses.

jueves, 6 de enero de 2011

Marejada

<Este poema, como el anterior, en realidad se encuadra en una especie de serie que un día llamé  Premoniciones de pasado en sí bemol, y que va seguida por otra llamada Recuerdos de futuro sostenido. No sé si las pondré todas o no, pero es la explicación a lo de los números romanos como título. Lo de Marejada no tiene mucho que ver... me gusta, simplemente. Voilà. >

II

Hoy por hoy,
ya no somos esos dos
que un día fuimos,
cuando el somos como tal tenía sentido.

Hoy por hoy,
tan sólo somos bruma;
o mejor dicho…

                      Yo soy yo;

tu recuerdo, sólo espuma.